La pandemia del siglo XXI y el ataque a la libertad de expresión

Periodismo científico_Tarea 4.1.- Análisis sobre la cobertura informativa de la COVID-19


    La pandemia que comenzó a finales del 2019 ha cambiado la faz del planeta durante los últimos 13 meses, reconfigurando parte de las interacciones humanas, alterando la gestión de la información y generado una crisis sanitaria, que, por su alcance, velocidad y por las implicaciones de su gestión, no tiene precedente en el mundo moderno. La profusión de bulos, el incremento de seguidores de teorías de la conspiración que niegan la existencia del virus o la saturación informativa a la que se ha sometido a la población son algunos de los problemas mas habitualmente descritos. 

    Sin embargo, para esta tarea, he decidido centrarme en un aspecto que podría parecer menor, pero que para mi tiene capital importancia: la censura informativa y la libertad de expresión. Este es un tema complejo y en el entorno de la pandemia hemos escuchado a negacionistas y conspiranoicos declararse victimas de los brazos ejecutores de estados que ellos llaman “totalitarios”. El ruido que estos individuos y colectivos hacen y el daño que causan a la gestión de esta crisis y a los ciudadanos que son manipulados es grande, y estoy seguro de que alguna de mis compañeras cubrirá estos aspectos. Mi análisis se centra en el papel censor que han representado estados totalitarios sin fachadas democráticas y en los atropellos a los derechos humanos que se han ignorado en el contexto actual. Es de especial interés poner el foco en la gestión de la información en estas dictaduras porque en el argumentario popular, algunas de ellas, como Singapur o China, se han puesto como ejemplos de una gestión eficiente de la pandemia.

    A finales de diciembre de 2020, la abogada china Zhang Zhan ha sido condenada a 4 años de prisión por la publicación de una serie de artículos que, según los tribunales de la ciudad de Shanghái, generaron problemas y peleas. La periodista publicó imágenes de hospitales llenos y lanzo criticas sobre la gestión del gobierno central chino con relación a la gestión de la crisis del coronavirus. Desde el comienzo de la crisis, varios periodistas y activistas chinos han sido puestos a disposición de los tribunales o han desaparecido, según Human Rights Watch. Este es el caso del empresario de Wuhan Fang Bing, detenido en febrero por publicar videos de hospitales durante el epicentro de la pandemia en aquella zona. O del activista Ou Biaofeng, detenido en Hunán por "buscar peleas y a causar conflicto" o por dar voz a disidentes y críticos del régimen, según a quien se pregunte. Los periodistas Haze Fan y Du Bin, colaboradores de agencias de información estadounidenses han sido detenidos durante el pasado mes, dando muestras de como el gobierno chino tiene energía para no solo censurar las protestas en Hong-Kong o a la minoría uigur, sino que también se puede dedicar a la censura informativa.

    Según Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España, “muchos Gobiernos han aprovechado la pandemia como pretexto para discriminar, reprimir o censurar a las voces críticas de sus sociedades, violar los derechos de las mujeres, discriminar a la población LGTBI o dejar en la estacada a migrantes y solicitantes de asilo”. Gobiernos de Europa Oriental y Asia Central han respondido a la pandemia de COVID-19 con medidas represivas y abusivas. En Kazajistán han soldado puertas para dejar a residentes atrapados, en Chechenia se ha agredido a personas por no llevar mascarilla, poblaciones enteras de romanís han sido confinadas selectivamente en Bulgaria y Eslovaquia, en algunos casos usando fuerzas militares. Sin ir tan lejos geográficamente, Marruecos ha procesado a activistas y periodistas por criticar pacíficamente la gestión gubernamental de la crisis de la COVID-19. Amnistía Internacional ha advertido que la censura de información esencial sobre la pandemia se ha convertido en un fenómeno mundial. Estados Árabes del Golfo Pérsico —Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos Kuwait y Omán— usan leyes para criminalizar el uso de “noticias falsas” con el fin de perseguir a personas que publican en las redes sociales contenidos sobre la pandemia o sobre la respuesta del Gobierno a esta. Turquía ha investigado y detenido a personas incluso por publicar tuits sobre la gestión de la pandemia.

Una cobertura informativa adecuada es fundamental para comprender cualquier crisis, proveyendo información y poniendo al alcance del público problemas y cuestiones de interés general. Los gobiernos, muchas veces propensos a controlar a sus ciudadanos, aprovechan los momentos de confusión para restringir nuestros derechos y libertades. La primera pandemia del siglo XXI nos muestra como estas tendencias autoritarias surgen en cuanto hay oportunidad, por lo que debemos estar preparados para denunciarlas y dar voz a los que las sufren.


                Alberto Benito Martin

                    Enero de 2021


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